Tiene que ser una broma

7.5.12 - Creado por María Milagros Brugman
Hace un par de días decidí ponerme un short y pantys para combinar unas botas que me acababa de comprar. Fui a trabajar con ellas y durante las cuatro cuadras que caminé desde mi paradero, alrededor de quince personas, entre obreros, cobradores, médicos, taxistas, transeúntes de saco y corbata y un padre de familia con su niño de la mano me dijeron que mis piernas se veían bien. De diferentes maneras. 

Horas más tarde, me dio flojera cambiarme y fui a clases con la misma ropa. Estudio en el centro de Lima y no fue una gran idea, el acoso fue mayor. Pasaban por mi lado diciendo qué cosas me harían, cómo, en que parte de mi cuerpo, con qué parte de su cuerpo y por qué. Solo son dos cuadras desde el paradero hasta la universidad, unos cinco minutos si camino lento. Caminé rápido. Un tipo se me acercó por detrás y comenzó a explicarme con lujo de detalles como imaginaba que me vería sin ropa y todas las cosas que me haría en esa situación. Volteé, lo mande a la concha de su madre y sonrió. Lo perseguí para golpearlo, pero corrió más rápido. Llegué frustrada a mi destino. 

Si les cuento esto no es para presumir de las botas -sí, están bien bonitas- o decir que soy linda pues no me considero atractiva ni intento que alguien lo haga. Lo cuento porque quiero saber si alguien logra entender que así salga a la calle calata, tengo derecho de sentirme calata y segura. Intento explicar esto porque no encuentro otra manera de decir que no me siento cómoda ni halagada cuando un desconocido me dice que tengo un buen culo, que no pienso hablarle, que acaba de agredirme verbalmente y que además, se degradó a sí mismo como ser humano. 

Muchas veces me pregunto qué tienen algunos hombres en la cabeza. ¿Será que solo hay hormonas mezcladas con todo el semen retenido por no tirar con nadie durante varios años? ¿Qué creen que va a suceder? Imagino que en sus mentes imaginan esto: 

- Amiga, que buen culo, te doy en una
- Ay, ¿en serio? A ver, ven
- Pero acá no, vamos a otro lado
- Bueno, vamos
*Comienza a sonar smooth jazz y aparece un camarógrafo con bigotes de escoba frente al espejo. 

¿Cuál es el objetivo de los insultos, las agresiones verbales, el acoso, los toqueteos caletas en la calle y la colocada del paquete en mi hombro cuando voy en el micro? No lo considero justo, no soy un objeto que pueden utilizar, vender, comprar o manipular a su antojo. No voy a atracar con sus discursos baratos ni con sus piropos patéticos. No me hacen sentir bien, ni bonita, ni mejor. A ustedes, caballeritos, nadie los persigue durante cuadras en la calle, ni intenta violarlos, ni les coge el poto por pura diversión. Ustedes saben que es salir a la calle un día y estar tranquilos. Saben que es tomar un taxi y no apuntar el número de placa, o llegar hasta el último paradero del micro sin morirse de miedo. 

Era necesario escribir esto porque quizás algunos no lo entienden, o muy pocas mujeres lo explicaron bien. Somos humanos, no somos un par de tetas y un culo con capacidad de desplazamiento y de cocinar -aunque esa última habilidad no la tengo- que espera siempre dispuesta a su "marido". Pensamos, trabajamos, estudiamos, creamos, y además nos pasamos los días jodidas tratando de vernos bien, no para nosotras mismas, ni para algún hombre, sino para que otras mujeres se metan la lengua al culo porque somos nuestras peores enemigas. Andamos en la calle con precauciones 24/7. Nos desangramos una vez al mes y sufrimos de cambios de humor que no queremos tener. Nos embarazamos. Parimos. Ya es suficiente como para no poder caminar dos putas cuadras tranquilas, con la puta ropa que quisimos ponernos ese día, por el puto motivo que querramos, sin sentirnos acosadas. Ya pues, esto tiene que ser una broma.



*Está un poco larga la entrada, pero es un desahogo de bronca contenida. Un video, a ver si lo entienden y no "les da risa, ay, ay, que chistoso" o "Pero tú tienes la culpa por vestirte como puta". Puedo vestirme como puta, pero no me pueden tratar como una si yo no lo permito.

Para un amigo

5.11.11 - Creado por María Milagros Brugman
Ya son más de cuatro años. Te conocí un día de agosto del 2007, un martes, porque ni tú ni yo fuimos el lunes y por eso terminamos en el mismo salón de la academia. Hacía frío y vestíamos parecido; tú con una chompa de rayas horizontales rojas con negro y yo, una blanca con negro. Nos sentamos cerca, en la misma columna pero con una carpeta de separación. Creo que queríamos hablar, aunque ambos estábamos con cara de "no quiero hablar con nadie".


Tú me ayudaste con el chimpanzoide, ¿recuerdas? Deberíamos agradecerle que sigamos en contacto hasta ahora. Creo que alguna vez lo hice. Durante los siguientes cuatro meses, nos vimos a diario, me guardaste asiento a tu lado, cada día, con tu mochila en mi carpeta. A pesar de mis tardanzas diarias sabías que no te dejaría solo, porque en ese tiempo éramos los dos frente a todo un salón de normales, y tú eres mi amigo porque para mí eres perfecto así: Opuesto perfectamente a lo normal.

A los pocos días de conocernos salimos para beber. Creo que faltamos a alguna clase para beber. Sobre esa tarde hay cosas que no te he dicho y tampoco pienso decírtelas hoy, sino el próximo año, cuando sean cinco. Un mes después, mi pantalón se mancho con la regla y tuve que atarme la casaca en la cintura. Viste que moría de frío y me prestaste tu chompa, la misma de rayas del primer día. Esa chompa nunca más la usaste, porque se quedo anchada por mi voluptuosa humanidad. Nos pasábamos los días de clase sin hacer clase. Conversar toda la mañana, patearnos los pies. Te robé el celular para llamar a tus amigos y decirte maricón. Pasarnos música, compartir cosas. Fuiste mi psiquiatra en días difíciles y mi almohada para recostarme a llorar de vez en cuando.

Hoy, a un par de días de tu cumpleaños, ha llegado el momento de darte las gracias. Gracias por tu chompa ese día, por todos los tragos compartidos, por salvarme del chimpanzoide, por escribir un post en tu fotolog sólo para mí, por presentarme a tus amigos y hablarles de mí, por recogerme de la academia y darme valor, por contarme que ingresaste e insistir en que yo también podría, por avisarme primero cuando ingresé. Pero principalmente por acompañarme en los días difíciles. En cada uno de los días difíciles que, durante estos cuatro años, han pasado. Y gracias, también, por entender cada una de mis estupideces y entender que soy así, bruta, torpe, tosca, jodida, pero que esa es mi forma de querer.

Te quiero, huevón. Te debo miles de días.

Esta canción es para tí, porque es Brooooooooooody!




Tras una semana

9.10.11 - Creado por María Milagros Brugman
Te extraño. Extraño verte casi a diario, quizás sea la costumbre, pero ultimamente me siento más sola. Extraño ver tus ojos marrones claros y tocarte el cabello. Extraño sentir que me quieres, o al menos imaginármelo, porque era muy probable que haya sido mentira. Extraño abrazarte y sentir que todo va a estar bien, y que me tomes de la mano o me abraces de la cintura y caminar, por callecitas vacías para que nadie te vea conmigo. Extraño sentarme a comer contigo y ver que no tienes hambre, pensar por qué estarás gordito si casino comes, seguro es la chela, estarás bien? te duele la cabeza?, preocuparme por tí. Aún me preocupo por tí, aún quiero llamar a tu casa los sábados por la mañana y ver si estás, si llegaste bien a casa. Extraño encerrarme en un cuarto contigo e imaginar que no hay mundo afuera, que todo va a estar bien así, ahí. Recostarme en tu pecho, pensar por qué no te quitaste el polo. Extraño ver tele contigo, lo que te gusta. Ver películas contigo, sentir tu respiración cerca. Extraño ver tu nariz curiosa, tus dedos gorditos, que me esperes afuera de mi universidad, sentado, con un periódico para resolver el crucigrama juntos, donde sea que nos sentemos, porque siempre sabíamos encontrar un huequito de privacidad, para armar nuestro mundo de nuevo. Extraño que me digas reina, extraño decirte pequeño. Extraño que me llames a veces, extraño llamarte siempre, sentirte cerca, recordar que me das tu saco porque te importa más que yo no pase frio a pasar frio tú. Extraño tratar de lucir linda para tí, ahora no tengo motivos para lucir linda.

Extraño verte, tocarte y quererte. Te extraño.

Iniciando proceso de recuperación

2.10.11 - Creado por María Milagros Brugman
Sí, me engañaron. Eso que crees que nunca te va a pasar, me pasó y como soy buena, haré un breve recuento de todas las veces que, por cojuda, seguí con este sujeto y cerré los ojos.

- "Te extraño". Inbox a una chica con la que solía salir supuestamente antes de ser mi flaco. Le pregunté y me dijo que fue cortesía. Hablé con ella hoy, fueron enamorados hasta un mes y medio luego de que él sea el mío. Sí, conmigo 3 de junio. Con ella, terminó el 15 de julio.

- "Me robaron el celular". Claro, pendejete, te robaron a los 2 días de la compra, en La Molina. Ahí no le roban ni a una anciana minusválida embarazada. Eres vivo, huevón, apagas tu celular para que no sepan de la TRIPLE relación que tienes.

- "Me quede en casa de Daniel por seguridad, me podía pasar algo si volvía mareado tan tarde". Otra versión del ya conocido y clásico "ya no habían carros". Mentira, flaca, se fue con la otra esta noche.

- "No quiero presentarte como mi enamorada porque son mis amigos, y por no contarles se pueden molestar conmigo". Ok, esta fue mi culpa. Yo soy la única tan idiota como para creérsela.

- "No vayamos por allá, nos puede ver tú ex". ¿Mi ex? ¿Y a ti qué te importa mi ex? Otra más que es culpa mía.

- "No quiero hablar de mi ex, ni su nombre, me incomoda". Ocúltame información, cosa que no te pregunto más y no te arriesgas a ser expuesto.

- "El mensaje fue para que me deje de molestar". Claro, decirle que te llame en su break es para que te deje de molestar. Menos mal que te equivocaste de número y me lo mandaste a mí, sino yo seguiría engañada.

- "Milagros, yo te quiero a tí, a nadie más, entiende (llanto)". Pregunta: ¿Y si te vas a la )%·$%·$%?

- "Por favor, no le escribas nada, yo hablaré con ella". Ah, pero no te hice caso. Le escribí a tu ex y entre ambas sacamos muchas, muchas conclusiones. (Y luego le escribi a la otra ex)

- "Quiero reconstruir las cosas contigo, pero deja de hablar con ella". Y de seguro también puedes chuparte el codo. ¿Me tomas por idiota?

Así es, la tonta fui yo al dejarme engañar, pero comparto mi experiencia, para que ustedes no se lo permitan y yo, cada vez que sienta deseos de creer argumentos inverosímiles, lo lea y comprenda que esto no se puede repetir.

Hombres, comprendan que una mujer entrega mucho de sí en una relación. Mujeres, no entreguen tanto, hasta estar más seguras. Y si algún día los engañan, siempre pueden buscar a la otra (otras, en mi caso) afectada y conspirar. Quizás solo quede en tu mente, quizás lo hagas, pero definitivamente te curará.

Y para ponerle la cereza a la tarta, le pedí que llame a su ex y que le diga la verdad, ante sus súplicas y ruegos de volver conmigo. ¿Quieren saber lo que me dijo?:

"Yo la llamo, pero llámala primero y dile que todo lo que le dijiste de mí es mentira".

Si se indignaron tanto como yo, pídanme su nombre, dirección, e - mail, facebook y teléfono. Yo gustosa se lo doy, con la condición de que lo puteen frente a mí primero.

Habló la Desubicada

25.9.11 - Creado por María Milagros Brugman
*Esta entrevista fue realizada hace 2 semanas para mi curso de Redacción V. Alessandra, con la amabilidad del mundo aceptó ser entrevistada. El siguiente paso es que la sigan en http://www.habladesubicada.com . No se van a arrepentir.




Al llegar al punto de encuentro, Alessandra se pierde. No es raro en ella tener dificultades para encontrar lugares aunque las indicaciones sean precisas. Saluda con una sonrisa y se dirige al Bubble Tea, donde pide un té de assam con plátano y leche, uno de sus “orgasmos gastronómicos”. Camina hacia el malecón de Miraflores. “Uno de mis lugares favoritos” dice.

Se viste simple y auténtica, con el cabello suelto y una polera de Cookie Monster. Alessandra nunca utiliza tacones altos ni maquillaje. En su blog, “Habla, Desubicada”, ella cuenta vivencias simples. “Son cosas que le pueden pasar a cualquiera, pero intento escribirlas de forma interesante”.

Me gustan las Converse sucias.

30.8.11 - Creado por María Milagros Brugman
Sí, me gustan. Me gustan porque se ven sucias. Me gustan las Converse sucias porque son parte de toda una filosofía, de un estilo de vida. Sé que muchos me dirán cochina, pero me encantan las Converse sucias.

Mi primer par fue un regalo de un ex. Cumplíamos 6 meses, íbamos a casa de un amigo, a una fiesta. Llegó con una cajita diciéndo que era por el mesiversario, él tenía unas idénticas, igual de nuevas, blancas y relucientes. Las recibí, vi su diseño, tan limpias y resaltando que el resto de mí no era tan prolijo. Me encantaron, sí, incluso fui feliz porque creo que nunca había tenido zapatillas tan caras. Esa misma noche creo haber vomitado sobre ellas y creé así su primera mancha (que apenas llegué a mi casa lavé, por si acaso)

Me gustan las Converse sucias y mi fijación avanza más: Me gustan los chicos con Converse sucias. Me gusta que tengan este aspecto desaliñado que se complementa perfectamente con unas converse sucias y una actitud alpinchista. Detesto las converse que simulan estar sucias, me gusta que su mugre sea auténtica, al igual que la persona que las usa. Las manchas marrones, raspadas y goteadas muestran una vida agitada, ocupada y sin embargo despreocupada por apariencias. Me gustan las personas así, sin presiones y con ocupaciones.

Me gustan las Converse sucias y disfruto ver como complementan a la persona que las lleva. No todos las pueden usar con orgullo, existen personas que quieren llevarlas sucias, pero sus mamás no los dejan, incluso roban sus zapatillas para lavarlas (experiencia propia, 16 años). Esas personas -siento- que no tienen libertad. Me gustan las Converse sucias, el aspecto perfectamente desaliñado que proyectan.

Me gusta incluso la sensación de llevarlas sucias, que las señoras te miren con desagrado, los vendedores de tiendas pitucas con preocupación y que otras personas, que también les gusten las Converse sucias, te miren con complicidad por la calle. Me gustan las Converse sucias, me gusta esa vida.

Les presento a mis Converse sucias.



¿Otro más?

27.8.11 - Creado por María Milagros Brugman
Yo tengo un bichito por dentro -que me sube y me baja ¡Ay!- y que no me deja en paz. Es el bichito que me ataca cuando necesito escribir. Muchas veces no soy constante ni aplicada en nada y por eso creé un blog nuevo, a manera de terapia para poder superar ese pequeño problemita.

El proceso fue agradable. Cerré otras cuentas de gmail que tenía, cerré todos los otros blogs llenos de odio, de dudas e inseguridades. Cerré todo hace algunos meses, incluso cerré mi correo antiguo, fotolog, hi5 de la vergüenza y cambié mi username de twitter. Hice todo de nuevo sin seudónimos, apodos ni gente detestable, todo menos un blog.

Blog, eso que me hace entrar a internet mínimo una vez al día. Ese diario de cosillas que me gustan y que comparto. No sabía sobre qué hacerlo. Mis temas propuestos:

¿Modas? Claro, me gusta ver blogs ajenos pero dudo tener tan buen estilo como para muchas seguidoras.
¿Personal? Mi vida es tan poco interesante que solo tengo 44 seguidores en twitter.
¿Tecnología o cine? Me encanta, me obsesiona a veces, pero muchos, muchos conocedores me dirán noob. Vergüenza y desconocimiento.
¿Música? Pues a nadie le gusta lo que escucho. No creo hacer ni escuchar "buena música" aunque es uno de los motivos por los que vivo.
¿Historias de amor fallidas? Si finalmente hará que muchos se rían, me deprimiré.

Seguía escribiendo en mi cuaderno chiquito mientras pensaba sobre qué, y de pronto me iluminé. Sí escribo sobre todo, ¿Por qué no hacerlo sobre todo? Si todo me gusta, pero nada me gusta lo suficiente como para dedicarme 100% a eso. Si puedo dedicarle, al igual que mi vida, un pedacito a cada uno. Pero deben tener algo en común.

Entré a mi pc entonces y di algunas vueltas por Stumbleupon. Todo mientras escuchaba algo de música (New York Dolls, recuerdo) y esperaba que cargue una película -o quizás serie- que me recomendaron pero aún no veía. Miro mi explorador y noto que todo tenía, en realidad, algo en común. Todo me provocaba emociones, me fascinaba, me capturaba. Y decidí hacerlo sobre eso, precisamente. Esas cosillas que, al igual que el chocolate, te hacen sentir enamorada de la vida.

Y así encontré el nombre, la temática y la personalidad de este pequeño espacio.